Un reciente informe revela una alarmante situación de inseguridad alimentaria en Honduras: 1.8 millones de personas, lo que representa el 18% de la población analizada se encuentra en niveles críticos, clasificado en fase 3 o superior.

De estas, 1.6 millones están en crisis alimentaria (fase 3) y 174,000 en emergencia (fase 4).

La población vulnerable se ve obligada a recurrir a medidas desesperadas como reducir el número de comidas diarias, con el riesgo de sufrir desnutrición aguda si no se toman medidas urgentes.

Los departamentos más afectados

La situación no es uniforme en todo el país. Los departamentos más afectados son Gracias a Dios, Lempira, Yoro, Choluteca, La Paz y Santa Bárbara.

Estas cifras representan un llamado urgente para los responsables de políticas públicas, las organizaciones no gubernamentales y la comunidad internacional.

"Es necesario actuar de manera inmediata para evitar una emergencia humanitaria. Se requieren políticas públicas efectivas que promuevan el desarrollo agrícola sostenible, la inversión en infraestructura rural y la protección social", advierte el Observatorio de Seguridad Alimentaria, de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

Situación crítica

El informe revela que la situación se mantuvo relativamente estable entre marzo y mayo de 2024, con 1.8 millones de personas en fase 3 o superior.

Sin embargo, las perspectivas para el período de hambre estacional (junio a agosto de 2024) son preocupantes. Se estima que la cifra de personas en situación crítica podría aumentar a 1.9 millones.

Además de las áreas ya afectadas, se espera que el impacto del hambre estacional se extienda a nuevos departamentos, incluyendo Olancho, El Paraíso y Valle.

Esta situación es particularmente grave debido a la vulnerabilidad de estas regiones a factores como la sequía y las tormentas tropicales.

¿Qué propone el Observatorio de Seguridad Alimentaria?

El Observatorio en Seguridad Alimentaria y Nutricional (Obsan) de la UNAH presenta un conjunto de estrategias para mitigar la crisis alimentaria.

Entre ellas: fortalecer los programas de asistencia alimentaria. Es crucial que los programas de asistencia alimentaria proporcionen una cantidad suficiente de alimentos nutritivos y de calidad a las personas que lo necesitan.

Además de fomentar la agricultura local y los mercados comunitarios, consideran que el impulso a la agricultura local y el desarrollo de mercados comunitarios son estrategias clave para mejorar el acceso a alimentos frescos, diversos y nutritivos.

Otro factor es generar empleo y reducir el desempleo. Para ello proponen la creación de oportunidades de empleo sostenibles y bien remunerados es esencial para reducir la pobreza y la inseguridad alimentaria.

También consideran que invertir en infraestructura para la seguridad alimentaria es clave, por ejemplo: la inversión en infraestructura, como carreteras, sistemas de riego y almacenamiento de alimentos. Es fundamental para mejorar la conectividad y facilitar el acceso a mercados.

Por último, capacitar y educar para la seguridad alimentaria, esto permitirá el fortalecimiento de las capacidades de la fuerza laboral a través de programas de formación profesional y educación continua. Todo es fundamental para aumentar las oportunidades de empleo y promover prácticas agrícolas sostenibles.