La protagonista de esta historia es María Argentina, de 32 años, quien, en busca de mejores condiciones de vida en Estados Unidos, partió de Honduras hace tres meses en compañía de su hija Natalie Virginia y su hermano.

María relató a la emisora Voz de América (VOA) que abandonó Honduras debido a la inseguridad, ya que no quería que su hija creciera en un entorno de violencia constante.

"¡Lo logramos! ¡Lo logramos!", repetía entusiasmada la migrante hondureña al poner pie en suelo estadounidense después de dos intentos de cruzar el río Grande, conocido como río Bravo, según expresó a la VOA.

La hondureña María Argentina es ayudada por otros migrantes a cruzar el río Bravo.

Del otro lado del río, quedó la silla de ruedas que María Argentina había utilizado desde Honduras hasta llegar a la frontera de México con Estados Unidos, específicamente en Eagle Pass, Texas.

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Según su relato, para cruzar el río Bravo, su hermano y otros migrantes le proporcionaron un salvavidas infantil y la llevaron en brazos, mientras otros colaboradores cargaron a su hija Natalie.

Sin embargo, se encontraron con un obstáculo: la zona del río por la que atravesaron era profunda y las fuertes corrientes los hacían sentir que se hundían, por lo que decidieron regresar a la orilla del río.

Segundo intento

María y sus acompañantes no se rindieron y, después de descansar, intentaron nuevamente cruzar por segunda vez y finalmente lograron llegar a Eagle Pass.

Una vez cruzada la frontera, María, su hija y su hermano se entregaron a los agentes de la Patrulla Fronteriza y, tras un proceso, están a la espera de obtener un permiso para permanecer en Estados Unidos.

Se desconoce de qué lugar de Honduras es originaria María, y la razón por la que perdió sus piernas.

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