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Este dato, a primera vista, podría interpretarse como un significativo avance en la inversión productiva del gobierno.
Sin embargo, el economista hondureño Roberto Lagos advierte que es crucial entender cómo se calculó este dato para realizar un análisis serio del desempeño económico del país.
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Metodología de cálculo: una perspectiva detallada
Para comprender mejor esta cifra, Lagos utiliza dos fuentes esenciales: la cuenta financiera de la Secretaría de Finanzas (SEFIN) para 2022 y 2023, y el Índice de Precios al Consumidor (IPC) proporcionado por el Banco Central de Honduras (BCH).
Al ajustar los gastos de capital de julio de 2023 (L. 12,148 millones) por el IPC promedio de enero a julio del mismo año (412.4), se obtiene una cifra de L. 2,946 millones en precios constantes. Aplicando el mismo cálculo a los datos de 2022, se revela una tasa de crecimiento del 91.2%.
¿Un crecimiento real en la inversión productiva?
Sin embargo, Lagos cuestiona si este aumento refleja un crecimiento real en la inversión productiva del gobierno.
Argumenta que esta interpretación es errónea y realizada por personas sin formación en economía, quienes buscan justificar logros inexistentes.
Al actualizar los datos hasta septiembre, utilizando la misma metodología, el aparente aumento espectacular del 91% se reduce a un 29.3%.
La estacionalidad en los gastos de capital
Este fenómeno se explica por la estacionalidad en los gastos de capital, específicamente en las transferencias de capital, que suelen acelerarse en el segundo semestre del año.
Lagos anticipa que al comparar los datos al cierre del año, la brecha en los gastos de capital entre 2022 y 2023 se reducirá significativamente, posiblemente llevando el crecimiento de enero a julio del 91% a un 10% o menos al finalizar el año.
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