Desde el año 2008 hasta la fecha se registra un total de 4,998 muertes violentas de niños y niñas, es decir aproximadamente 309 muertes por año, según informe del Observatorio Nacional de la Violencia (ONV-IUDPAS) de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

En el 2023, van más de 57 muertes violentas de infantes, lo cual supone un 9.6 % de incremento en relación al año pasado según la Red de Instituciones por los Derechos de la Niñez (Coiproden).

Migdonia Ayestas, directora del ONV-IUDPAS, asegura que las muertes se originan por el maltrato infantil, el acoso sexual y principalmente con la violencia sexual.

"Cuando se analiza la situación de ocurrencia en su mayoría son niñas en edades entre 10 y 16 años que son las más propensas a ser victimas de violencias sexual", dice Ayestas.

Esa violencia sexual ocurre cuando los niños y niñas están estableciendo su identidad y se encuentran dentro de los procesos de educación formal y estableciendo relaciones interpersonales.

"Los niños y niñas menores de 18 años también incurren en otro tipo de muertes en donde aparte de los homicidios, están los eventos de tránsito, los suicidios, las muertes no intencionales o por causalidades desconocidas", señaló.

Las violencia contra menores

Desde el 2008 al 2023 se han contabilizado de forma externa 11,304 muertes, el primer lugar lo ocupa los homicidios, seguido de los eventos de tránsito o siniestralidad vial y en tercer lugar los suicidios.

Los niños son los que presentan señales de agresividad, en el cuerpo se evidencian golpes, moretones pellizcos y a veces laceraciones.

En violencia sexual los niños generalmente se vuelven retraídos y con miedo porque siempre son amenazados que si cuentan los van a matar a ellos y a sus padres y presentan alteraciones en su conducta.

En violencia psicológica se observa que lo que más les afecta es la autoestima y el deseo o esperanza de salir adelante, esto puede llevar a cometer actos de suicidio, convirtiéndose en uno de los principales problemas.

"Otra parte del problema también radica en la acción de los grupos criminales como maras y pandillas, bandas criminales y crimen organizado que reclutan a estos niños para el desarrollo de estas actividades ilícitas", señala Ayestas.

Esto asegura que condiciona a una vida de relaciones afectivas que les afectan y sobre todo al establecer las relaciones interpersonales, aprendiendo las cosas típicas de estos grupos como el autoritarismo el control y el poder.

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