El pastor hondureño del Centro Evangelístico Asambleas de Dios (CEAD), Miguel Montoya, se convirtió en una figura paterna para quienes siempre lo necesitaron, así lo recordaron sus hijos en entrevista con tunota.com, diez días después de su muerte. 

Hoy en tunota te contamos a profundidad los sueños, metas y otros detalles en torno a la figura del pastor Miguel Montoya, quien dejó un legado en todos aquellos que fueron testigos de cómo fundó un fuerte ministerio que ayudó a varios hondureños a cambiar sus vidas. 

Miguel Montoya desde muy joven entregó su vida a Dios y desde entonces se comprometió a cumplir su palabra en cada acción que él hacía, afirmaron sus hijos. 

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Su vida

A los 16 años su padre falleció y él se refugió en la iglesia. Su historia de vida religiosa cuenta con un largo recorrido, marcado por la fe.

De boca de su hijo, Miguel Montoya Jr., el pastor hondureño tenía varias metas por cumplir que no vio realizarse, sin embargo, él y sus hermanos seguirán con los planes para honrar su legado. 

“Existe todavía el sueño de construir y ampliar el templo. Tenemos un terreno en el anillo periférico de 40 manzanas donde él tenía el sueño de construir un templo de alrededor de 8 mil a 12 mil personas”, comentó Miguel Montoya Jr. 

El primogénito de Montoya agregó que “siempre quiso abrir una radio. Incluso empezó el sueño ya estábamos como en planes de construir el estudio. Tener el canal de televisión de la iglesia y con ello tener los medios de comunicación abarrotados para poder expandir el evangelio a todo mundo”, recordó el joven. 

En ese sentido, entre sus metas personales, Montoya siempre deseó crecer y prepararse de la mejor manera para compartir de su conocimiento con todo aquel que lo solicitara. 

“Estaba cursando una licenciatura en teología. Se graduó en el Bíblico de las Asambleas de Dios en Tegucigalpa pero él junto con mi mamá se inscribieron en Global University, que es una de las universidades de Asambleas de Dios para sacar su licenciatura en teología y la semana que él murió le tocaba presentar su tesis”, comentó el mayor de sus hijos varones. 

Foto David Montoya Facebook.

El querido y recordado pastor terminó el proceso de estudio y según sus familiares les entregarán su título en un par de semanas. 

Entre otras metas que el padre de familia comentó con su hijo el deseo de verlo graduarse. “Yo he graduó en mayo y verme graduar fue un sueño que siempre tuvo porque mi abuelo murió no viendo a mi papá graduarse y mi papá murió no viéndome graduar a mí. Entonces son sueños que sin importar las circunstancias los vamos a cumplir y vamos a hacer todo lo posible para cumplirles”, aseguró. 

 Admiró a Dios y a los pastores 

Según revelaron sus hijos, el pastor admiró a Dios siempre y a los pastores del Cuerpo de Cristo por su dedicada labor de presentar el evangelio aún en las adversidades. 

“Él siempre admiraba a los pastores en general, era de los que los miraba en cualquier lado y los saludaba demasiado los pares de la asociación de pastores de Tegucigalpa, los pastores de la Confraternidad Evangélica de Honduras, los pastores interinos dentro de nuestra iglesia y a los de sus 17 iglesias hijas”. 

Sus hijos recuerdan la humildad que él siempre lo caracterizó ya que comentaron a tunota.com que si él tenía que escuchar a alguien para crecer lo hacía sin importar títulos o estatus social.

Además, el pastor fundador de la iglesia Asambleas de Dios, Bill Striklin, fue uno de los faros de luz en medio de la oscuridad del pastor Miguel Montoya que desde joven le apoyó y lo vio como padre. 

“Él fundó más de 200 iglesias en el país y tuvimos la oportunidad que él se quedara dentro de nuestra iglesia y él era su papá, mi papá perdió a su papá a los 16 años entonces mi papá empezó a ir a la iglesia cuando tenía 20 y desde ahí él creció con el pastor Bill”, recordó su hijo. 

¿Qué atemorizaba la vida del pastor Miguel Montoya?

“Yo creo que el mayor temor de él era perderle el temor a Dios. Es que todo lo que él hacía era Dios. Fallarle a mi mamá también y a nosotros como hijos”, dijo el joven. 

Por su parte, Sharon Laufters, a quien el pastor se refirió como "mi muñequita" comentó que la razón del compromiso de Miguel Montoya como padre, esposo y pastor fue hasta cierto punto y por “eso era tan constante con aquí estoy, te amo porque para él era súper importante que nosotros supiéramos y estuviéramos seguros que papá estaba ahí”.  

“Uno de sus temores más grandes creo yo, era que creciera tanto la iglesia que como hijos sintiéramos su ausencia. Por eso fue tan constante con nosotros”, comentó la joven. 

Por otro lado, sus hijos reconocen que en el corazón del líder religioso siempre su motor fue Dios, la familia y la iglesia, por eso su mayor temor era “fallarle a Dios, a la familia y a la iglesia”.

“Por eso mi mamita decía que ella estaba segura, porque él amaba tanto a Jesús que si nos fallaba a nosotros antes tenía que haberle fallado a Jesús entonces no lo iba a hacer”, añadieron. 

La responsabilidad era otra de las virtudes del desaparecido líder religioso, aseguran sus hijos y prueba de ello fue lo estricto que fue al momento de ser responsables con su ministerio. 

“Él era muy responsable, decía que iba a estar ahí y era puntual. Y le molestaba de mí la irresponsabilidad, que no cumpliera con cosas que decía. Yo estoy en el ministerio de alabanza desde los 14 años y recuerdo una vez que me tocaba ensayo de alabanza un jueves y me fui al cine con mis compañeros y el director de alabanza le tuvo que llamar a mi papá y él me llamó y me dijo: ‘no me importa lo que estás haciendo, tenés una responsabilidad con la iglesia y te quiero ahí ya' y le dije –cómo me voy- y él me dijo 'no me importa, vas porque vas’. Siempre nos inculcó la responsabilidad” recordó Miguel.

Además fue un hombre muy justo de gran corazón que se incomodaba con las injusticias, el maltrato a la mujer y por supuesto los padres irresponsables o el irrespeto o maltrato en cualquiera de sus formas. 

“Él decía que no toleraba que un padre fuera grosero, no dijera te amo, que un hombre maltrate a su esposa. Entonces cuando él estaba en consejerías para él era como lo jalaran del pelo. Porque él nunca lo fue ni mal esposo ni mal padre”, aseguró Sharon. 

Respetuoso, prudente, gran padre, gran esposo, un pastor extraordinario y un hombre que amó a Dios por sobre todas las cosas que siempre anduvo por el camino del bien, así resumen sus hijos la vida del pastor hondureño que impactó para bien a la sociedad con su legado. 

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