Según proyectan, el inicio será temprano de la temporada de escasez y la persistencia de los altos precios de los alimentos hará que los hogares más pobres, ubicados en el norte y el Corredor Seco de Honduras, estén en fase de crisis nivel 3.

Además, señalan que habrá focos de hogares en esta clasificación en el Corredor Seco en países como El Salvador y Nicaragua. El resto de los hogares pobres, tanto urbanos como rurales de la región, permanecerán en estrés, o fase 2.

Condiciones secas

Debido a las condiciones secas que persisten, acompañadas de temperaturas atípicamente altas, se espera un retraso de un mes en la cosecha de postrera a finales de año.

Será una disminución de al menos 25% en los rendimientos de los hogares de producción de subsistencia, además de una ligera caída en la producción comercial.

Debido a la evolución del fenómeno de El Niño, estas condiciones persistirán hasta mayo de 2024, impactando negativamente el desarrollo de los cultivos de Postrera Tardía/Apante en Honduras y Nicaragua y eventualmente provocando un retraso en el inicio de Primera 2024.

Así se proyecta que Honduras del resto de la región se verá más afectado en el acceso a alimentos desde febrero de 2024.

Poder adquisitivo

El informe establece que el poder adquisitivo de los hogares pobres de la región será variado, ya que los empleados de las industrias manufactureras, agrícolas y de la construcción no verán un aumento respecto al año anterior debido a una depresión en su actividad y al impacto de El Niño.

Al mismo tiempo, los hogares del sector turístico verán una mejora debido a una recuperación del flujo de turistas, especialmente durante las celebraciones de fin de año y Semana Santa.

Mientras tanto, los precios de alimentos y servicios como el agua y la energía se mantendrán por encima de los reportados en 2022 y del promedio de cinco años, dadas las dificultades climáticas existentes.

Las fases

La Fase 1 o conocida como mínima se refiere a los hogares que son capaces de satisfacer las necesidades alimentarias y no alimentarias esenciales sin recurrir a estrategias para acceder a los alimentos y los ingresos.

Mientras que la Fase 2 o fase de estrés, los hogares tienen un consumo de alimentos
mínimamente adecuado, porque no pueden cubrir algunos gastos no alimentarios
esenciales.

En la Fase 3 o fase de crisis, los hogares presentan carencias en el consumo de alimentos con una desnutrición aguda elevada o superior a la habitual. O también hay un agotamiento acelerado de los medios de subsistencia.

Cuando se habla de la Fase 4 o fase de emergencia, los hogares tienen grandes carencias de consumo de alimentos que dan lugar a una desnutrición aguda muy elevada y a un exceso de mortalidad o se enfrentan a una pérdida extrema de medios
de subsistencia.

Y por último, la Fase 5 o fase de catástrofe o hambruna, aquí los hogares tienen grandes carencias de consumo de alimentos que dan lugar a una desnutrición
aguda muy elevada y a un exceso de mortalidad o se enfrentan a una pérdida extrema de medios de subsistencia.

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