Inhabilitado, así está el hospital móvil de Juticalpa en el departamento de Olancho por los daños en el generador de energía.

"Se dañaron unas turbinas y no se pueden adquirir en este país los repuestos”, dijo el administrador del Hospital San Francisco, Ulises Fiallos.

El funcionario dijo que la estructura de ese hospital, "solo sirve de bodega", señaló.

La idea que esta infraestructura fuera un apoyo clave inicialmente para la atención de pacientes con covid-19 y luego, que apoyará en la atención de pacientes, quedó en el aire.

"Lamentablemente estos Hospitales Móviles no sirvieron para nada, y con el paso de los días se convierten en basura", sostuvo Fiallos.

Altos costos

Otro punto a considerar con el hospital móvil, es el alto costo que representan para su funcionamiento, algo que escapa del presupuesto del hospital San Francisco.

"El consumo de combustible es de 100 galones diarios y el presupuesto del hospital no da para que siga funcionando" lamentó el administrador.

Por ejemplo, los repuestos es imposible encontrarlos en Honduras. "Los repuestos de los hospitales solo se pueden adquirir en Turquía por lo que mejor se decidió suspender su utilización", concluyó. 

Los hospitales móviles

Las siete unidades modulares para enfrentar la pandemia que Honduras adquirió, se compraron a un costo de $47.5 millones, (unos L1,172,775 millones).

La compra se cuestionó porque se sobrevaloró, tenía equipo en mal estado y se pagó anticipadamente el 100% de su valor.

Según la investigación del Ministerio Público la compra se hizo de forma "directa y fraudulenta", señalaron.

Dos funcionarios del gobierno anterior están siendo acusados por los delitos de fraude y violación de sus deberes, porque fueron ellos quienes estuvieron al frente de la compra de los hospitales. 

En seguimiento a la investigación se emitieron siete nuevos requerimientos para exfuncionarios que también forman parte de la red de corrupción en la compra de esos hospitales.

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