Un informe realizado por el Consejo Danés para Refugiados, en colaboración con el Centro de Desarrollo Humano y UNICEF, revela que entre enero y marzo de 2024 una cuarta parte de las entradas irregulares a Honduras registradas por el Instituto Nacional de Migración (INM) correspondieron a niños, niñas y adolescentes (NNA).

La tendencia de la presencia de NNA en los movimientos migratorios mixtos en América Latina sigue en aumento, pero detallan que persisten grandes brechas en la disponibilidad de datos precisos y desglosados sobre estos menores, especialmente los separados y no acompañados.

Un niño venezolano de 11 años, acompañado por su familia, compartió su experiencia: "De todos los lugares que he pasado, algunos no me gustan porque he caminado mucho… La selva de Darién no me gustó… Hice una canción para entretenerme y habla de lo que hemos pasado… Pasamos ríos, quebradas y hay personas que quieren regresarse porque es un infierno el buscar el sueño americano…. Yo vi muertos, culebras… Nos asustó un espíritu y mi hermana casi se ahoga".

Sin espacios seguros

La oferta de espacios seguros para NNA en Honduras es insuficiente y la renuencia a proporcionar datos personales complica la identificación y atención de sus riesgos de protección.

"La reunificación familiar es el principal factor detrás de su salida del país de origen, aunque muchos niños, especialmente los más jóvenes, desconocen los motivos específicos de su migración", refiere el informe.

Los NNA entrevistados reportaron haber sido expuestos a picaduras, enfermedades, riesgos de ahogarse en los ríos y otros peligros en su travesía por el Darién.

Casi una tercera parte de los menores confirmó haber dormido en la calle y otro porcentaje significativo, haber tenido que pedir dinero.

Esta crisis refleja la urgente necesidad de abordar la protección y los derechos de los NNA en tránsito en la región.

Los riesgos

Además, dijeron que enfrentan riesgos en Honduras, como sufrir atropellados, y un entorno de violencia con actores peligrosos, incluyendo autoridades y personas armadas, según lo que mencionaron en múltiples relatos de robo y extorsión.

Aunque no se identificaron sobrevivientes de violencia sexual o de género, se registró un temor extendido entre niñas y mujeres adolescentes respecto a la violación.

La breve estancia de los migrantes en Honduras y su intención de seguir transitando rápidamente dificultan la generación de confianza y la identificación de riesgos de protección.

Algunas entrevistas y actividades lúdicas confirmaron experiencias de reclutamiento por parte de grupos armados en sus países de origen.

Ningún NNA entrevistado reportó sentir riesgo de reclutamiento en Honduras, aunque temen por su seguridad en México.