Todos tenemos heridas emocionales que sanar. Eso es un hecho.

¿Son heridas heredadas de la infancia, juventud, edad adulta, o de todas las etapas? Eso es personal y distinto en cada uno.

Lo importante es que identifiquemos si tenemos traumas o situaciones pasadas que no hemos superado, pues estas determinan de una u otra forma nuestra actitud, nuestra personalidad (temperamento y carácter) y nuestra salud mental.

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Hay heridas emocionales que vivimos en nuestra infancia como el rechazo, el abandono, humillación, traición e injusticia que causan traumas que impactan la vida adulta. Sumado a los traumas por experiencias vividas, hay factores genéticos que inciden también.

La genética conductual estudia qué tanto peso tienen los genes y la conducta sobre rasgos particulares de nuestro comportamiento y personalidad.

¿Sabías que la empatía, por ejemplo, se hereda? Y por supuesto, también algunas conductas negativas. Sin embargo, el entorno tiene mucho impacto también.

Entonces, tenemos carga genética y tenemos la conductual en base a las experiencia y aprendizaje de nuestro entorno que determinan mucho en nosotros.

 ¿Qué podemos hacer? Pues lo que está bien, reforzarlo, pero lo que está mal, cortarlo de raíz. En algunas religiones a esto le llaman “romper cadenas.”

Lo que realmente pasa es que alguien en la generación identificó patrones familiares de conducta y personalidad y tomó la decisión de modificar comportamientos negativos y “romper” ese ciclo familiar.

Alguien se analizó y decidió a conciencia asumir su propia responsabilidad, aceptar lo heredado y cambiar. Rompió ciclos. Y con esa acción mejoró (quizás sin saberlo) la vida de sus futuras generaciones.

La responsabilidad es enorme, es con nosotros mismos, con la gente a nuestro alrededor y con nuestras generaciones futuras.

Te aseguro que en este proceso incluso encontrarás el perdón, entenderás muchas cosas y decisiones de tus padres y generaciones anteriores que quizás resentías o no comprendías, y con ello viene mucha paz interna.

Damos a los demás lo que llevamos dentro, procuremos mejorar y sanar para que lo que demos sea de crecimiento y enriquecedor. Si lo necesitas, busca ayuda profesional que te oriente y apoye.

 Nunca es tarde para dar ese primer paso de emprender un camino de sanación interna. Y como dijo Lao Tse, "un viaje de mil millas comienza con un solo paso".

Bendecida semana.

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