La seguridad en Honduras es un tema a resolver. Las desapariciones, los secuestros y la extorsión son parte de una problemática que agobia a la población hondureña, que busca salidas como la emigración ante la ola de violencia e inseguridad.

Un ejemplo es el abogado que tuvo que emigrar de Honduras debido a la extorsión y murió en el desierto entre México y Estados Unidos.

En Honduras hay muchos casos de niños, jóvenes y estudiantes que han desaparecido y no han vuelto a aparecer, señala a tunota.com el analista Luis León.

El abogado asegura que aunque estos casos no han sido masivos, sí han ocurrido individualmente o en grupos pequeños.

"El problema en Honduras radica en la investigación. La Policía maneja equipos de investigadores encubiertos para identificar a quienes recogen el dinero de la extorsión, pero la investigación rara vez concluye", lamenta.

El problema es que detienen al extorsionador que recoge el dinero, pero no a quien hace la llamada, apunta León.

"Se ha hablado de controlar la venta de chips telefónicos, pero esto no resuelve nada porque no rastrean los números desde los cuales se realizan las extorsiones", asegura.

Por ello refiere que esta incapacidad total en la investigación está generando que el secuestro vuelva a ser una opción viable.

La extorsión según analistas da paso ahora al secuestro y rapto masivo de personas.

Móviles o vínculos

El criminólogo Gonzalo Sánchez dice que hasta tanto no se capture a los autores materiales de esos secuestros o raptos de personas, no vamos a ver en realidad cuál es el móvil o el vínculo para llevar a cabo ese tipo de acciones.

"Ante una acción hay una reacción. No se puede negar que la Policía Militar, la Policía Nacional, la DPI (Dirección Policial de Investigación) están afectando fuertemente al narcotráfico, al crimen organizado y a las pandillas. Entonces, a veces he llegado a pensar que posiblemente se trate de un mensaje, una reacción o una molestia, tanto a la Policía, a la Secretaría de Seguridad, como al Gobierno", dice Sánchez.

La Dirección Anti Maras, Pandillas y Crimen Organizado (Dipampco), se limita a capturar a los que cobran la extorsión.

La extorsión

La extorsión ha evolucionado admite Luis León. "Antes, llamaban al celular personal de la víctima o enviaban una carta diciendo cuándo vendrían a cobrar. Ahora, la extorsión implica entregar un teléfono a la víctima", explica.

Pero lo lamentable es que en Honduras no hay investigaciones serias para rastrear dónde se compró el teléfono o quién lo adquirió.

"La incapacidad de tener un plan investigativo efectivo para combatir el delito es evidente. A pesar de los discursos oficiales, la Policía no ha presentado investigaciones concluidas", sostiene el exdirector del Instituto Holandés para la Democracia Partidaria (NIMD).

Pero Gonzalo Sánchez no comparte ese criterio y asegura que no es que esté fallando algo dentro del sistema de inteligencia o de investigación.

La población manifiesta miedo y temor de sus autoridades de seguridad.

¿Cambio de estrategia?

"Las Fuerzas Armadas tienen su propia inteligencia Si se ataca la extorsión y narcotráfico, y las autoridades están atacando duro, decomisando droga, desmantelando laboratorios, entonces, bueno, cambian de estrategia y empiezan a raptar personas que aparentemente no tienen vínculos ni con el narcotráfico ni con las pandillas", señala.

Pero el impacto social está, hay temor y miedo. "Raptan o secuestran personas y luego aparecen asesinadas. Eso es un fuerte mensaje para los operadores de justicia y especialmente para el Gobierno, que debe actuar rápidamente para frenar esta nueva actividad delictiva", dice Sánchez.

Nueva hoja de ruta para combatir el crímen debe ser una prioridad en Honduras.

Indefensión

No escapa para la criminóloga Seyda González que el involucramiento de las fuerzas de seguridad en ilícitos hace que la ciudadanía no se sienta segura.

"Las fuerzas del orden y otras agencias de seguridad, en las que deberíamos confiar, generan desconfianza debido a los rumores y hechos cuestionables a su alrededor. En los procesos investigativos llegan demasiado tarde, lo que resulta en casos inconclusos que permanecen en la impunidad", lamenta.

Preocupa, dice la criminóloga, que las autoridades están actuando como apagafuegos y que no hay una estrategia definida.

"Son personas con tácticas para seguir los procesos de investigación, pero sin una ruta clara es imposible lograr un proceso exitoso y exhaustivo. La realidad es que las instituciones encargadas de la seguridad no están brindando los resultados esperados ni la seguridad que la población espera", concluye.

Luis León coincide también en la falta de voluntad y capacidad de investigación que muestran las autoridades.

"Los hondureños enfrentamos la incapacidad de las instituciones de seguridad. Hay una incapacidad para brindar seguridad preventiva, combativa y en la investigación. El Ministerio Público también es incapaz y el sistema judicial tiene una mora judicial terrible", cuestiona.

Tunota.com buscó al ministro de Seguridad, Gustavo Sánchez, para conocer si hay un replanteamiento de estrategias, pero no respondió a los mensajes y llamadas.

En indefension dice estar la población en Honduras.

Colusión

Para los expertos hay una cooptación de militares y policías. "La depuración de la Policía fue un proceso fracasado. Se sacó a muchos policías sin garantías de que no terminarían cometiendo actos ilegales fuera de la institución", señala León.

Lo más lamentable es que una buena parte de esos policías que dejaron sus puestos ahora forman parte de redes delictivas.

"La colusión entre policías depurados y los activos es inevitable. Durante el proceso de depuración se encontraron policías que participaban con maras, usaban patrullas para secuestros y extorsión, y se involucraban en el tráfico de drogas", dice el analista.

Lo cierto es que la falta de controles dentro de las instituciones de seguridad expone a la corrupción y a la participación de sus miembros en actividades delictivas.